Prueba de la BMW K1200R Sport (2/4)

Lo mejor de la K 1200 R Sport llega cuando ponemos en marcha el motor. Giras la llave, esperas a que haga lo pertinentes chequeos y pulsas el botón, al mismo tiempo que un sonido ronco y unas vibraciones mínimas te indican que ese bloque que se puede ver a los lados del semicarenado delantero esconde algo mágico, 163 caballos de potencia.

La K 1200 R Sport equipa uno de los motores cuatro cilindros más “redondos” que he probado. La entrega de potencia es muy lineal desde abajo y sube de vueltas de forma contundente, rápida y sin contemplaciones hasta que alcanza las 11.000 revoluciones por minuto que es dónde se fija el corte de inyección.

En bajas revoluciones el motor funciona de forma suave y precisa, y tiene tanto par que no es necesario jugar con el cambio de marchas para poder rodar en el tráfico urbano. De hecho con rodar en primera y segunda será suficiente para los desplazamientos urbanos e interurbanos. Sus 241 kilos de peso no son un inconveniente para circular por ciudad. El asiento situado a una altura racional nos permite apoyar con facilidad ambos pies en el suelo y mover la moto con soltura y facilidad gracias a que su centro de gravedad se sitúa bastante bajo.

Cuando la carretera se abre ante nosotros, comenzamos a estirar el puño del gas y notamos como los 163 caballos de potencia entran en los cilindros haciendo que el comportamiento suave y dócil que había demostrado a bajas revoluciones pase directamente a la historia y saque todo el carácter que esperábamos del potente motor. En cuanto pasa de 4.000 revoluciones la curva de potencia comienza a subir como si estuviésemos escalando el Angliru haciendo que tengamos que sujetarnos con fuerza al manillar y hacer fuerza con las piernas para no perder la posición cómoda que llevábamos al principio.

El cuatro cilindros parece que no se va a acabar nunca, y es que la velocidad punta se sitúa por encima de los 250 kilómetros por hora, una cifra generalmente reservada a motos de estilo mucho más deportivo. Otra cifra dónde la K 1200 R Sport se acerca mucho a las “R” japonesas es en la aceleración, ya que BMW anuncia 2,6 segundos para pasar de 0 a 100 kilómetros por hora. Poco más de dos segundos nos parece demasiado poco tiempo después de haber probado la moto con contundencia, pero lo que si podemos asegurar es que no tarda más de 4 segundos en alcanzar los 100 kilómetros por hora desde parado. Además la cifra de par se sitúa en 127 Nm, unos registros más cercanos a los de un coche que al del resto de motos del mercado.

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