Correr el Dakar en scooter. Cuando cuatro amigos cruzaron África con una Vespa, llegaron a meta y ni siquiera quedaron últimos

El Dakar está lleno de historias extravagantes, pero pocas como la que ocurrió en su segunda edición, la de 1980. Por entonces la prueba todavía hacía honor a aquello de "el rally más duro del mundo". Una odisea de 10.000 km y 18 etapas que comenzaba en París y atravesaba toda África pasando Mauritania, Mali, Burkina Faso, Níger y Argelia hasta llegar a Dakar.

Dunas, ríos, desierto y mucha navegación. No parece el mejor escenario para montar en una scooter, pero eso es precisamente lo que se propusieron cuatro amigos franceses: correr el Dakar con una Vespa P200. Y no solo consiguieron acabar el rally, sino que ni siquiera llegaron en la última posición.

Solo 25 de 90 motos llegaron a meta en el Dakar de 1980, y dos de ellas fueron dos Vespa

La Vespa tiene fama de ser una moto sencilla y fiable, pero seguramente ese mantra nunca se puso tan a prueba como en el París-Dakar de 1980. Cuatro amigos franceses, todos con experiencia en el enduro e incluso algún entorchado nacional, se propusieron un reto: correr el Dakar con cuatro Vespa P200.

Se llamaban Yvan Tcherniavsky, Bernard Neimi, Bernard Simonot y Jean-Louis Albera, y tenían todo un plan diseñado para llegar al Lago Rosa. Tuvieron que hacer varias modificaciones para hacer la Vespa mínimamente adaptable al rally. Le pusieron ruedas de taco, un depósito extra bajo el asiento y motores de 200 cc, además del agua obligatoria.

También diseñaron todo un plan de asistencia técnica por carrera para sortear cualquier imprevisto que les pudiese asaltar en el desierto. Cuatro Land Rover, uno para cada moto, seguían a las Vespa por carreteras, listos para prestar asistencia rápida en el momento en el que fuese necesario. Funcionó.

Tuvieron que hacer más paradas de las deseadas, incluso subieron muchas dunas a pie empujando la Vespa, y dos de ellos se quedaron por el camino. Pero Albera y Simonot consiguieron llegar al Lago Rosa de Dakar. Y tiene su mérito, porque de 90 motos que salieron de París tan solo 25 llegaron a la línea de meta.

Años después, en 2011, dos italianos trataron de repetir la hazaña. Nutini Andrea y Dibrogni Marcello también fueron capaces de acabar el Dakar en Vespa, y además a poco más de cuatro horas del ganador, Marc Coma. Pero ya fue en Sudamérica, en un Dakar mucho más dulcificado que aquella aventura salvaje cruzando África.

Vespa en el Dakar 1980.

Por cierto, por si alguien se lo pregunta, Albera y Simonot ni siquiera fueron los últimos en meta, y lograron terminar por delante de alguna moto oficial del Dakar. Memorias de África.

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