De samuráis a superbikes: Yamaha cumple 70 años, y empezaron con un samurái obsesionado con los relojes

John Fernández

Torakusu Yamaha no tenía motos en la cabeza. Tenía relojes. Nació en 1851, en Wakayama, dentro de una familia samurái del clan Kishu Tokugawa. En aquella época, Japón todavía miraba más al interior que al mundo, y los relojes eran una rareza recién llegada a Osaka. El joven Torakusu se obsesionó con ellos. Empezó arreglándolos. Después estudió empresariales. Y sin saberlo, plantó la semilla de un imperio que hoy mueve más de 18.000 millones de euros al año.

Y justo este 1 de julio, han cumplido 75 años de historia. Un buen momento para recordar quiénes son, de dónde vienen, y otras partes ocultas de la historia de Yamaha que muchos no conocen.

Yamaha tuvo su propia fábrica en España

Pero el punto de inflexión llegó en 1887, con un instrumento roto y una petición sencilla: ¿puedes arreglar este armonio escolar? No solo lo arregló. Lo rediseñó, se lo cargó al hombro y cruzó montañas hasta Tokio. Allí se lo devolvieron por desafinado. Aprendió música. Lo afinó. Y lo convirtió en símbolo: por eso hoy el logo de Yamaha lleva tres diapasones cruzados. Porque todo esto va de precisión, armonía… y cabezonería.

En 1897 fundó la empresa. Empezó con pianos, luego muebles, después armónicas. En 1930 inauguraron uno de los primeros laboratorios de acústica de Japón. Pero llegó la guerra, y Yamaha tuvo que virar. Las fábricas que producían instrumentos empezaron a fabricar hélices de avión. Tecnología, sí. Pero también conocimiento. Y cuando terminó el conflicto, esa tecnología no se fue al cubo de la basura. Se transformó.

En 1953 empezaron a experimentar con motores. En 1955, nacía oficialmente Yamaha Motor Co., Ltd. con una pequeña moto de 125 cc, la YA-1. Era sencilla, monocilíndrica, de dos tiempos. Pero ganó su primera carrera. Luego la segunda. Luego todas. Ahí nació el otro gran brazo de Yamaha: el que suena con pistones en vez de teclas.

Desde entonces, Yamaha ha hecho de todo. Motos, scooters, quads, fuerabordas, bicis eléctricas, carritos de golf… Pero todo viene del mismo lugar. De un samurái que afinaba relojes y soñaba con que las cosas funcionasen como debían. De alguien que prefería cruzar montañas antes que rendirse. De un tipo que entendía que la música y los motores son, al final, lo mismo: ritmo, detalle, armonía.

En España Yamaha aterrizó en 1981 con SEMSA, y durante tres décadas fabricó más de 1,5 millones de motos en Palau-solità i Plegamans. De ahí salieron modelos como la Jog, la TZR o las XMAX. Hoy la producción está en Francia.

Y ahora, en 2025, Yamaha Motor cumple 70 años. Setenta años desde que una empresa de instrumentos decidió que también podía cambiar el mundo desde las dos ruedas. Setenta años de competición, de innovación, de motos legendarias como la R1, la FZR, la MT-09 o la Ténéré 700. Setenta años acelerando con cabeza… y con alma. Lo firma alguien que tiene dos Yamaha en el garaje.

Imágenes | Yamaha

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