Japón vive en el 2050: Han puesto limpiaparabrisas a las señales de tráfico para que se limpien solas

Los elementos reflectantes en las señales de las carreteras españolas son bastante habituales. Con el propósito de ayudar a la conducción especialmente nocturna o en baja visibilidad, es una gran guía para los motoristas... Sin embargo, tienen un problema.

Y es que con el paso del tiempo su superficie acaba recubierta de arenilla, polvo, y su visibilidad se reduce enormemente. Tan simple como eso. Los japoneses viven en 2050, porque su solución ha sido ponerles unos molinillos, y funciona.

Su último invento tiene dos ventajas: más seguridad vial y menos mantenimiento

Es mi habitual que en los guardarraíles o algún tipo de señalización (como las TB-11a) se incluya algún tipo de material reflectante. Son los llamados 'captafaros' y son especialmente útiles en condiciones de poca visibilidad.

En Japón le han dado un poco de vuelta al concepto, y no se han limitado a copiar al resto de países. Allí directamente equipan reflectores redondos de color naranja, blanco o azul. Son bastante más grandes y se pueden poner de forma independiente tanto en señales como en el propio asfalto.

Eso ya es una ventaja, ya que son más grandes y visibles que los que tenemos aquí. Sin embargo, se dieron cuenta de que, con el paso del tiempo, su visibilidad se acababa reduciendo considerablemente en comparación a cuando lo instalaron.

Esto pasa habitualmente en túneles o áreas con muchísimo tráfico donde los gases o el propio hollín acaban por pegarse en la superficie de los reflectantes y reducen su rendimiento.

Y claro, si reducen su visibilidad hay dos consecuencias directas. La primera, que los conductores no van a verlo y va a ser un peligro para la circulación en malas condiciones. Y dos, que van a tener que gastar dinero y tiempo en movilizar empleados que los limpien, y arriesguen su vida en la carretera.

¿La solución? Ponerle molinillos o limpiaparabrisas. Y muchos dirán, '¿cómo no se nos habría ocurrido antes?'. La idea es tan simple como poner unas pequeñas plumas sobre la superficie reflectante, de forma que se autolimpian y vuelven a lucir como nuevos.

Pues estos cepillos de goma con forma de limpiaparabrisas depuran toda la superficie de forma automática. Pero más sorprendente es el principio que utilizan: el viento cada vez que pasan los vehículos y las propias condiciones climatológicas. Así se limpian, y evitan un gasto extra.

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