KTM se ha tenido que deshacer de su proyecto de coches para centrarse 100% en la moto
KTM ha encontrado comprador para uno de sus proyectos más extravagantes y menos rentables: el X-Bow, ese coche sin techo ni concesiones que parecía escapado de un paddock de carreras.
La marca austríaca, centrada (y obligada) ya en motos y en reestructurar su negocio bajo la órbita de Bajaj, ha decidido traspasar la división automovilística a un grupo de inversores liderado por la familia De Mevius, accionista histórico del gigante cervecero AB InBev. Seguro que conoces a alguna de sus marcas como Budweiser, Corona o Stella Artois.
Se seguirá llamando KTM
Que un fabricante de motos y un conglomerado de cerveza crucen caminos no es tan descabellado como suena. Detrás del apellido De Mevius hay una tradición de gasolina: Grégoire De Mevius (CEO) compitió en el Mundial de Rally y en el Dakar, y su hijo Guillaume sigue vinculado al cross country. Esa pasión deportiva ha terminado por dar un nuevo hogar al X-Bow, que KTM había mantenido vivo contra todo pronóstico durante casi dos décadas.
El acuerdo se firmó este verano en Austria y, aunque no se ha revelado la cifra oficial, fuentes del sector apuntan a que rondaría los 10 millones de euros. Una cantidad modesta para un proyecto que nunca fue precisamente 'mainstream', pero que construyó su pequeña leyenda en circuitos y carreteras. Conviene recordar que el X-Bow no lo fabricaba directamente KTM, sino Dallara, especialista italiano en chasis de competición.
Pero, ¿qué sentido tiene? En realidad, más que una jugada estratégica, la venta del X-Bow responde a la necesidad de KTM de soltar lastre. La marca lleva meses reordenando su negocio tras la entrada de Bajaj y la caída de ventas en Europa, y mantener un proyecto minoritario y costoso como el X-Bow era un lujo difícil de justificar. La crisis de los últimos años, marcada por el encarecimiento de materiales y la presión de la electrificación, ha terminado empujando a KTM a centrarse en lo que siempre fue su esencia: las motos.
La familia De Mevius no oculta sus planes: quieren expandir la gama, explorar variantes todoterreno inspiradas en el rally y mantener el ADN radical que convirtió al X-Bow en un juguete para puristas.
KTM, por su parte, se desvincula de la gestión directa pero seguirá ligada al nombre: la denominación “KTM X-Bow” continuará bajo licencia, como un recordatorio de aquella época en la que los de Mattighofen se atrevieron a fabricar algo con cuatro ruedas.
El X-Bow se convierte así en un producto de nicho con respaldo financiero casi ilimitado. Un coche nacido como experimento de marca, que ahora sobrevive gracias a la fortuna amasada vendiendo Budweiser, Corona y Stella Artois. Del depósito de gasolina al barril de cerveza, el destino a veces escribe líneas difíciles de imaginar.
Imágenes | KTM
En Motorpasión Moto | Llevo toda la vida montando en moto y hay cinco cosas que nadie me contó. Las aprendí a base de golpes, y son el manual del buen motero
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