Antes de que existiese el quick shifter, te enseñamos a cambiar de marcha sin embrague como lo hacían las viejas glorias

Seguro que alguna vez os ha picado la curiosidad de buscar por la red cuánto costaría un quick shifter para instalarlo en vuestra moto, o simplemente habéis invertido parte de vuestro tiempo leyendo sobre las nuevas tecnologías que se incorporan en los cambios y que parece que conviertan la maneta del embrague en un elemento meramente decorativo.

Pues bien, hace unos cuantos años todas estas cosas no existían y los pilotos se las apañaban para subir de marchas utilizar el embrague. ¿Qué cómo lo hacían? Pues bien, vamos a tratar de explicaros esta técnica que tanto tiempo lleva empleándose y que la tecnología ha conseguido mejorar.

La precisión en el momento es la clave

Para que nos hagamos una idea, los pilotos de competición de antaño eran auténticos maestros subiendo marchas en su moto sin utilizar la maneta del embrague. No se trata de una técnica que se haya descubierto hoy y a continuación os vamos a explicar los secretos para ejecutarla de manera correcta.

Pero, ¿Por qué íbamos a querer utilizar esta técnica? Muy fácil, los cambios de marcha en los que no utilicemos el embrague serán mucho más rápidos y ganaremos algo de tiempo en las aceleraciones, sobre todo cuando estemos en el circuito.

Llegados a este punto algo que hay que tener muy en cuenta cuando vamos a utilizar esta técnica es la velocidad a la que hacemos el cambio de marcha. Cuando dejamos de acelerar con nuestra moto y volvemos a hacerlo, existe un pequeño momento de vacío en el que la caja de cambios nos permite engranar la siguiente marcha sin esfuerzo de la misma manera que si lo hiciésemos apretando el embrague. Es en ese momento cuando debemos hacer el cambio de marcha.

Esta técnica requiere ser muy preciso con ese instante, por lo que es recomendable tener preparada la palanca de cambios antes de dejar de acelerar empujándola un poco hacia arriba a modo de pre carga. Cuando dejemos de acelerar, completaremos el movimiento del pie hacia arriba y engranaremos la siguiente marcha para volver abrir el gas rápidamente.

Con el tiempo, iremos cogiendo práctica y poco a poco nos encontraremos con que lo tenemos mecanizado dentro de nuestra cabeza y se convertirá en algo natural que nos permitirá ganar esas décimas en las aceleraciones con una sincronía perfecta entre nuestro pie y el acelerador.

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