En moto por el Oeste Norteamericano (3): Camino a los Grandes Parques Nacionales

En moto por el Oeste Norteamericano (3): Camino a los Grandes Parques Nacionales
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Y en esa carretera sin fin, de repente apareció un cruce. A la izquierda y al frente, caminos de tierra. Así que solamente nos quedó la opción de girar a la derecha. Y en unos cuantos kilómetros llegamos a la anhelada Ruta 4. Dos indicaciones en sentidos opuestos: Farmington hacia la derecha y Copperopolis a la izquierda. Como casi siempre en los USA, sin indicación de distancia. En nuestro mapa aparecen los dos pueblos como similares. Tomamos la decisión de seguir en sentido Este por la Ruta 4.

Respiré aliviado cuando vi las luces de Copperopolis. ¡Había una gasolinera!. Damos una vuelta al pueblo y la sorpresa es que era un pueblo “ficticio”: solamente hay bares, restaurantes y una gasolinera (afortunadamente…). Cartón-piedra. Repostar gasolina por primera vez en el viaje no fue tan fácil como podía parecer. Se paga en el mismo surtidor con la tarjeta de crédito, pero como medida de seguridad hay que introducir el código postal de USA donde está emitida la tarjeta. Claro, no nos funciona la visa. Y para pagar en efectivo hay que decir el importe exacto con antelación: ¿Cuánto debe entrar en el depósito de la Harley?. Ni idea. Finalmente, logramos repostar y preguntamos por el hotel más cercano: “unas 20 millas más adelante, en Angels Camp, hay un Best Western. Podéis probar allí a ver si tienen sitio.”

A medida que caía la tarde, nos habíamos ido poniendo toda la ropa de abrigo. La noche es fría. La carretera es buena y la afrontamos con la tranquilidad de llevar el depósito de gasolina lleno. Esperamos poder encontrar habitación en Angels Camp, pero al ser viernes noche y tratarse de una zona moderadamente turísticas quedaba un resquicio de temor a tener que recorrer varios pueblos buscando hotel. Afortunadamente, había una habitación libre en el Best Western que nos habían indicado. Se acabo el primer día de moto. Un poco más largo de lo previsto, pero sin ningún problema. La adaptación a la Harley y a las carreteras norteamericanas no ha sido difícil, pero la noche y la reserva de la gasolina nos ha servido de aviso para no confiarnos en días sucesivos y ser un poco más precavidos.

Para cenar, salimos a buscar a píe por la carretera y encontramos un lugar típicamente norteamericano, “Mike’s”: pizzas de masa gruesa, hamburguesas, patatas y música country. Todo muy apropiado y muy local. Esa noche dormimos planos tras un día largo e intenso en el que por la mañana ni siquiera teníamos claro si íbamos a poder empezar el viaje en moto.

Ficha de ruta día 1: 26 de marzo de 2010
Itinerario: San Francisco – Bay Bridge – Oakland – Walnut Creek – Antioch – (Final de las autopistas y entrada en la Ruta 4) – Oakley – Stockton – Zona de ranchos – Copperopolis – Angels Camp.
Distancia recorrida: 148 millas (239 Kilómetros)
Distancia acumulada: 148 millas (239 Kilómetros)

Por la mañana, el sábado amaneció luminoso. Tras un buen desayuno, pusimos rumbo al Parque Nacional de Yosemite, el primer punto de interés en la ruta. La obsesión nocturna del día anterior por encontrar la Ruta 4 nos hace arrancar con el piloto automático puesto. Tras un par de pueblos y unos pocos kilómetros nos dimos cuenta de que la ruta correcta a seguir a partir de Angels Camp era la 49. Vuelta atrás. De todos modos, no nos supo mal la “excursión” extra ya que el paisaje es pintoresco. Norteamérica profunda.

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Hoy nos fijamos más en el tráfico y reparamos en la cantidad de pick-ups (enormes) con los que nos cruzamos: son más numerosos que los coches. Además, están personalizados de todas las maneras posibles: los hay elevados, algunos altísimos, otros bajísimos, con todo tipo de cajas, utensilios y remolques. Es una cultura muy diferente a lo que estamos acostumbrados.

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Se trata de un entorno rural calcado al de cualquier película o serie de televisión: ¡aquí te das cuenta de la poca imaginación tienen los guionistas y directores de cine de Hollywood!. Retomamos la Ruta 49 en dirección a Yosemite. La carretera empieza a subir de manera constante y el paisaje va cambiando: cada vez más montañoso y con árboles que nos parecían grandes (todavía no habíamos descubierto las secuoyas). Afortunadamente el día sigue soleado aunque la temperatura es baja. El frío va a ser una constante durante muchos de los días de viaje, más de lo esperado.

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Encontramos pocas motos en la ruta, que se reparten a partes más o menos iguales entre BMW’s y Harleys. Empezamos a ver algo de nieve en los márgenes de la carretera. Pronto, la nieve es abundante en a ambos lados de la carretera aunque el asfalto está impecablemente limpio. En el camino a Yosemite hemos parado un par de veces a tomar cafés calientes, y la gente siempre es abierta, amable y preguntona.

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Al llegar la entrada del Parque, se confirma lo que nos había explicado Wolfgang (de dubbelyu): el mítico puerto de montaña Tioga Pass está cerrado durante el invierno. Las máquinas quitanieves no entran a limpiar la carretera hasta el 15 de abril o primeros de mayo. Fuimos hasta el Centro de Visitantes por una carretera preciosa. Las paredes de piedra y las cascadas nos acompañan durante un buen número de kilómetros en un precioso trazado que va bordeando un río por ambos márgenes.

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El Centro de Visitantes es muy grande con numerosas tiendas, oficinas de información, hoteles y varios campamentos. Todo ello construido con mucha gracia y mucho respeto por el entorno, aunque con facilidades para la visita. Hay un pequeño espacio para aparcar las motocicletas en la que casi todas las motos son Harleys. Existen autobuses gratuitos que recorren los puntos de interés desde los que se inician las excursiones a píe. Es una lástima: podíamos estar una semana o más sin salir del parque y apenas tendremos unas horas.

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Escogimos una pequeña excursión al cercano Mirror Lake, que fue un agradable paseo. Se trata de un lago de aguas muy, muy tranquilas que reflejan la montaña como un espejo. En total, un par de horas caminando. Un pequeño truco para los viajes ruteros en los que se ha de ir en moto y caminar, es utilizar unas botas de montañismo en lugar de unas botas de moto con las que no se puede caminar. Se trata de encontrar un cierto grado de compromiso que permita la comodidad en las diversas facetas del viaje.

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En el Parque Nacional de Yosemite había muchísima gente visitando el Parque, aunque en ningún momento existe sensación de agobio. Tiene una extensión enorme y está muy bien montado. A diferencia de los parques españoles, se paga una entrada de 20 dólares por vehículo, pero hay unos servicios que lo justifican.

Queda pendiente regresar algún día a perderse por el Parque…

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