En moto por el Oeste Norteamericano (10): Grand Canyon, un espectáculo de la naturaleza

En moto por el Oeste Norteamericano (10): Grand Canyon, un espectáculo de la naturaleza
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Nos habíamos ido a dormir con la aprensión de la gran nevada que se esperaba por la noche. Al despertamos, abrimos la puerta lentamente esperando ver un manto blanco. Pero no,... de nieve, nada de nada. Sol. El día había amanecido con el cielo despejado. Nos reímos de todo lo que habíamos sufrido la noche anterior esperando la gran tormenta.

Un café y rápidamente nos pusimos en marcha para poder aprovechar el día en el Gran Canyon. El día era luminoso y radiante, aunque un poco fresco. A pesar del día soleado nos íbamos encontrando unas amenazadoras señales “Watch for ice” cada pocas millas. ¿Hielo?. Parecía una broma viendo el buen tiempo que hacia.

Williams se encontraba a unas 20 millas en subida continua. A medida que pasaban las millas hacia cada vez más frío y tuvimos que parar a ponernos más ropa . De repente, el paisaje se volvió blanco y nos dimos cuenta de que habíamos cantado victoria demasiado pronto: Sí que había nevado durante la noche. Pero lo había hecho unas millas más arriba de Seligman.

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Llegamos a Williams muertos de frío. Todos los coches estaban cubiertos de nieve y había muchos restos de nieve en las aceras. Como siempre en los USA, la calzada estaba impecable. Aparcamos delante de un bar, directos a un café con leche y ponernos toda la ropa que teníamos: tremendo complejo de cebolla con tantas capas de ropa. “¿Habéis venido en la moto? ¿Qué tal la nevada? ¿Y el frío?”, nos miraban como a marcianos. En apenas un día la temperatura había caído más de 10 grados.

La noche anterior Simon nos había hablado muy bien de Williams. Le gustó tanto que se quedó cuatro días. Parecia un pueblo agradable, pero en ese momento andábamos en un mar de dudas por la contradicción entre la nieve, el frío y el sol radiante. ¿Como iba a evolucionar el día? No teníamos una idea clara sobre si quedarnos en Williams o seguir el plan inicial de visitar el Grand Canyon.

Ya no había alternativas a la moto si decidíamos ir a Grand Canyon, ya que tanto el tren como unos jeeps organizados se habían ido a las 9.00h. Estuvimos hablando con unos y otros, y finalmente tomamos la decisión: comprar unos guantes adicionales para Carme y dirigirnos al Grand Canyon.

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Afortunadamente, la carretera era plana ya que Grand Canyon se encuentra a la misma altura que Williams. Al llegar a la caseta de entrada del Parque de Grand Canyon estaba nevando levemente. Los guardas nos dijeron que la previsión de nevada para el día era del 60% y que, a pesar del sol, iba a hacer bastante frío.

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A pesar de todo, tuvimos suerte de que fuera un día luminoso, que realzaba los impresionantes paisajes. Confieso que estaba harto y cansado, y ya pensaba que venir hasta aquí había sido un error. Todos esos pensamientos negativos se disiparon al llegar al primer mirador. Aunque había visto muchas fotos, al llegar al primer mirador me sorprendió la grandiosidad del paisaje.

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Impresionante.

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La sensación era como formar parte de una fotografía, de un decorado, de un salvapantallas…

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Los miradores sobre el cañón están situados en la ladera sur del Grand Canyon y para desplazarse entre ellos hay un excelente servicio con varias líneas de autobuses que pasan con mucha frecuencia. Se puede ir caminando a ratos y subirse a los autobuses cuando la distancia es un poco más larga. El Parque Nacional está muy bien organizado, como las otrosParques en los que hemos estado en este viaje.

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En uno de los paseos nos encontramos una manada de venados. Estaban pastando tranquilamente y nos pudimos acercar muchísimo. Estaban tranquilos y no parecía afectarles nuestra presencia.

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Tras recorrer un buen número de miradores, decidimos no apurar nuestra suerte y regresar antes de que cayera la noche. La intención inicial era regresar del Parque por una carretera diferente, la que llega hasta Flagstaff. Pero estaba cortada por la nieve, así que por primera vez en el viaje, nos tocó hacer un recorrido de vuelta por la misma carretera.

Al atardecer, volvíamos a estar en Williams muertos de frío, pero satisfechos de la visita al Grand Canyon. Dejamos para otro viaje la experiencia de sobrevolar en helicóptero el Grand Canyon, algo de lo que todo el mundo explica maravillas.

Después de haber pasado tanto frío nos merecíamos un pequeño homenaje. Ese día no tocaba un motel. Por la mañana, había cogido el folleto de un bed-&-breakfast que parecía un sitio agradable. Resultó ser una casa de película, toda a nuestra disposición. Fue como vivir por un día en una revista de decoración. Había una buena colección de películas a nuestra disposición, un billar, una juke-box enorme y un peculiar juego que consistía en deslizar unas piezas por una larga plataforma recubierta de sal (o algo parecido), “22 foot-long suffleboard table”. Con mucho, fue el mejor alojamiento en todo el viaje, en el día que más falta nos hacía.

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Tocaba descansar para empezar al día siguiente, por fin, la Ruta 66.

Ficha de ruta día 7: jueves 1 de abril de 2010

Itinerario: Seligman – Williams – Parque Nacional de Grand Canyon – Williams

Distancia recorrida: 169 millas (272 Kilómetros)

Distancia acumulada: 1.299 millas (2.095 Kilómetros)

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