Justo antes de llegar la Navidad mi compañero Luis nos hablaba de una pequeña pieza de colección que Triumph iba a lanzar al mercado. Mira que les gusta hacer colecciones a estos ingleses dije yo, y ahora resulta que a mí me ha tocado subirme en la Triumph Bonneville T214.
No todos los días se le puede echar el guante a una moto de la que sólo se fabricarán 1.000 unidades así que cuando Triumph España me lo ofreció me resultó imposible responder con algo diferente a un "¡claro!". La verdad es que las Bonneville no son mi tipo, pero la T214 me parece que es una auténtica belleza.
Triumph Bonneville T214: por los viejos tiempos
No me considero un especial seguidor del rollo motero clásico, para eso ya está mi compi Luis, pero al menos sí se reconocer una moto bonita. La Triumph Bonneville T214 a simple vista me llama la atención porque parece preciosa además de bien fabricada y con remates de calidad.
Pero la T214 va un paso más allá y aporta un plus de romanticismo que confiere un halo de luz propia especial aportado por aquellos años en los que la gasolina impulsaba los sueños de muchos locos de la velocidad.
Tal y como podemos contemplar sobre el depósito, la Triumph Bonneville T214 hace honor a un momento especial para la historia de Triumph cuando en 1956 Johnny Allen consguía batir el record de velocidad sobre las salinas del desierto de Bonneville (Utah) a lomos del Texas Ceegar.
Aquella moto de nombre tan extraño y carenado estilo puro se propulsaba con tres motores Triumph y consiguió proclamarse como la moto más rápida del mundo hasta entonces al lograr la considerable cifra de 214,40 millas por hora (345,04 kilómetros por hora).
Esa cifra es la que hoy da nombre a la Triumph Bonneville T214 y la legitima para lucir orgullosa una placa identificativa sobre el manillar con su número de serie.
Triumph Bonneville T214: fidelidad a las raíces
Tomando como punto de partida la conocida Bonneville T100 Black, la Triumph Bonneville T214 toma algunos puntos clave característicos del streamliner bate-records de mediados del siglo pasado.
El punto clave sobre el que se centra la marca británica es la paleta cromática donde destacan numerosas piezas acabadas en pintura de calidad negro mate como las tijas, botellas de la horquilla, manillar, retrovisores, el motor, llantas, muelles traseros y tapa del faro. Óptica delantera que también es nueva, por cierto, más pequeña y que queda bastante mejor.
Como contraste la carrocería adopta los colores característicos del Texas Ceegar, Caspian Blue y Pure White, pero no de cualquier manera. El depósito, la pieza clave, se pinta a mano aplicando en la parte trasera el blanco y la delantera el negro, separados por una fina línea de contraste en color negro.
En el guartabarros delantero el color principal es el Caspian Blue con la estrella solitaria al frente, presidiendo la moto de la misma manera que lo hacía en la moto de 1956. El guardabarros trasero recortado recurre íntegramente al Pure White mientras que las tapas laterales reciben la inscripción con el nombre de la moto con un ajedrezado rojo que también decoraba el Texas Ceegar.
El asiento plano de una sola pieza también es de nueva factura y remarca su personalidad con unas bonitas costuras a juego con el ajedrezado de la carrocería.
Por lo demás sigue siendo la conocida Bonneville que tanto se cotiza en ciertos círculos desde hace años. El mismo motor bicilíndrico en paralelo de 865 cc con el cigüeñal calado a 360 grados, chasis de cuna de acero, doble escape lateral cromado, horquilla convencional doble amortiguador trasero y el sistema de inyección que imita a dos viejos carburadores Keihin.
Aunque ha pasado ya en tres ocasiones por Motorpasión Moto (en 2008, en 2012 y en 2013) mañana va a ser la primera vez en mi vida sobre una Bonneville, ¿qué tal será?
Vídeo | Youtube. Foto | Wikipedia. Siguiente parte | Triumph Bonneville T214, prueba (conducción en ciudad y carretera)